Miércoles 26 de Junio de 2024

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3 de junio de 2024

Claudia Sheinbaum ganó por amplio margen y es la primera mujer presidenta en la historia de México

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El triunfo de la sucesora de López Obrador significa un mandato electoral que incluye la decisión política de enfrentar a los cárteles del narcotráfico, ajustar el déficit fiscal y promover nuevas inversiones, y definir una agenda con la Casa Blanca que permita profundizar las relaciones comerciales y resolver la crisis migratoria.

 

 

El poder en México ya tiene cara de mujer: Claudia Sheinbaum fue elegida Presidente tras vencer a los candidatos Xóchitl Gálvez Ruíz y Álvarez Máynez. Será la primera mujer de la historia de México que ocupe el Palacio Nacional, y el próximo 1 de octubre sucederá a Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Aunque todavía no es oficial, la candidata de Morena fue consagrada luego de que su rival inmediata le concediera el triunfo. Minutos antes, había sido proclamada como presidenta virtual por el Conteo Rápido oficial.

A las 00.00 (hora de México), el Instituto Nacional Electoral (INE) informó por cadena nacional que Sheinbaum había obtenido más del 57% de los sufragios, un porcentaje de votos que marcan una tendencia en los comicios que Xóchitl Gálvez Ruíz y Álvarez Máynez ya no podrán descontar.

La presidenta electa de México estaba en su bunker de campaña cuando el anuncio oficial confirmó que su sueño político y personal se había cumplido. Sheinbaum consolida así un proyecto de poder de izquierda en México que inició AMLO con su propia presidencia en 2018.

La alianza ganadora “Sigamos hacienda historia” – que incluye a Morena, Partido del Trabajo y Partido Verde Ecologista de México – no sólo venció en la carrera presidencial: también reforzó sus mayorías en el Senado y la Cámara de Diputados, una variable del poder institucional que facilitará la agenda de Estado de Claudia Sheinbaum.

Los votos obtenidos implican una instrucción popular a Sheinbaum que se vincula al combate contra la violencia protagonizada por los cárteles de la droga, la mejora de la economía que sufre déficit fiscal y baja inversión directa extranjera; la necesidad de resolver la crisis causada por la migración indocumentada y la decisión política de remozar los vínculos bilaterales con Estados Unidos.

La violencia criminal marcó un tendencia in crescendo durante toda la campaña electoral. Y la suma de tropas de la Guardia Nacional, Ejército y Marina -más de 259.000 efectivos- no sirvió para frenar una ola de ataques y atentados que atravesó a todo México.

Es decir: la sociedad se militarizó, y los resultados de prevención fueron escasos.

Cuando los candidatos presidenciales cerraban sus campañas, un sicario asesinó a Alfredo Cabrera, candidato opositor a la Alcaldía de Coyuca de Benítez en Guerrero, y horas más tarde caía Jorge Huerta, que buscaba el cargo de regidor en Izúcar de Matamoros en Puebla. También fue muerto Israel Delgado Vega, aspirante a síndico de Cuitzeo (Michoacán) antes que inicien los comicios.

Estos no fueron hechos aislados, son una tendencia que preocupa a la presidenta electa. En el último año fueron asesinados 38 candidatos, y se computan al menos 320 incidentes violentos contra políticos, acorde al monitoreo que realiza la consultora Laboratorio Electoral.

La presidente electa tiene agenda de Gobierno y hoja de ruta para tratar de cumplir el mandato popular que recibió desde las urnas. Es una exigencia de la sociedad mexicana que sufre las consecuencias de la violencia y de la situación económica, tras una administración nacional que lideró AMLO y que Sheinbaum compartió desde la ideología y la acción partidaria.

Hay un interrogante que puede perseguir como una sombra a la futura presidenta, y que sólo ella puede exorcizar en un instante.

La figura omnipresente de López Obrador se expande por todo México, y dependerá de Sheinbaum si lo sienta a su lado para tomar las decisiones de Estado, o le indica con la sutileza del poder emergente que su ciclo político ha terminado.

 

Infobae



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