Viernes 3 de Mayo de 2024

ACTUALIDAD

21 de abril de 2024

Confirman que el agua embotellada contiene miles de nanoplásticos

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 La Universidad de Columbia publicó una nueva investigación en la revista PNAS que confirma que el agua embotellada contiene cientos de miles de nanoplásticos. El estudio se enfocó en analizar qué tipo de nanoplásticos contiene una botella común y en qué cantidades cada uno, pero todavía no se establecen los riesgos precisos que implican para la salud humana.

   Hay microplásticos, partículas que se desprenden de los objetos plásticos y miden entre cinco milímetros y una millonésima de metro. Pero los restos de plásticos pueden ser aún más pequeños, hasta una milmillonésima de metro: son los nanoplásticos. Al igual que los microplásticos, pueden atravesar tejidos y viajar por el torrente sanguíneo. 

 

  Los investigadores de la Universidad de Columbia utilizaron microscopía de dispersión Raman para detectar, en promedio, en cada litro de agua embotellada, unos 250 mil nanoplásticos de distinto tipo. El componente más abundante es la poliamida, un nailon que proviene sobre todo de los filtros plásticos que se utilizan para "purificar" el agua antes de embotellarla.

   Otro componente abundante en el agua fue el PET (tereftalato de polietileno), material del que están hechas la mayoría de la botellas plásticas. Según el estudio, estas partículas se desprenden de su envase cuando las botellas se calientan, se estrujan o cuando se abren y se cierran. 

 

   En total se encontraron siete tipos de plásticos diferentes y el resto también se relacionan con los procesos industriales del embotellamiento. Sin embargo, los nanoplásticos representaron solo el 10 % de las partículas halladas. Hasta el momento, se desconoce si el resto también son plásticos u otros tipos de partículas. 

 

   Aunque varias investigaciones señalan que la exposición a micro y nanoplásticos puede tener efectos negativos en distintos órganos humanos, aún se desconocen los mecanismos que podrían producir estos efectos. Tampoco se sabe si la exposición a largo plazo incrementaría los riesgos ni qué concentración es la que podría tener un efecto negativo importante. 

 

   Los autores del estudio también adelantaron que utilizarán la misma técnica para analizar el agua de grifo que, aunque en una concentración mucho menor, también suele tener microplásticos. Las nuevas investigaciones podrían ser muy útiles para que las empresas produzcan objetos menos contaminantes y los consumidores podamos elegir cómo cuidar mejor nuestra salud.



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